Se percibía un ambiente de cumplidos. El polideportivo de Ferro parecía preparado para ver un trámite en el que debía terminar el encuentro, clasificar Barrio Traut (finalmente ocurrió) y todos podrían estar con la cabeza puesta en los cruces venideros. Para sustentar esta postura Lionel Palmero madrugó a todos y sentenció la historia anotando para el local. Sin embargo La Terraza batalló sin pelear. Puso la pelota contra el piso y a partir de esa convicción comenzó a desplegar su mejor versión futbolística dentro del TDI.

Las crónicas contarán que Barrio Traut y la Terraza empataron 2 a 2 en el partido más vibrante de la zona 72. Que los goles fueron obra de Lionel Palmero y Tito Iribarne para el local, mientras que Gauna (en contra) y Facundo Maciel anotaron para el visitante. Pero el análisis detalla que nuevamente, como en el primer encuentro entre sí, el Amarillo se puso en ventaja con un gol tempranero. La segunda mitad estuvo plagada de emociones. Cuando faltaban 15 minutos para que se cumplan los 90 reglamentarios La Terraza se puso en ventaja por 2 a 1 y continuó acechando el arco que protegía Pablo Ábrego. Este arquero merece un análisis especial, por él hoy Barrio Traut puede decir que logró clasificar a la siguiente etapa del Torneo del Interior. Siempre bien ubicado logró facilitar disparos que tal vez para otro portero significarían estiramientos inútiles, transmitió seguridad en los centros, lo de Ábrego fue para puntaje perfecto.

El planteo para afrontar el partido decisivo tenía un esquema de 4-4-2 para los dirigidos por Juan Carlos Lacava y un 3-3-1-3 para los de Dardo Rivarola. El primero con no perder por goleada estaría clasificado, el otro debía lograr una hazaña que estuvo cerca. Se interpreta hazaña porque hay que tener en cuenta que La Terraza aún no había convertido goles en todo el certamen y en el primer partido entre sí había sido derrotado por 2 a 0. Si nos deteníamos a pensar en la calidad de los delanteros es cuando se dejaba entrever una luz de esperanza para el visitante. Así fue que durante todo el segundo tiempo manejaron la pelota y generaron muchas y claras acciones de gol que, reitero, de no ser por la brillante actuación de Ábrego, hoy el último campeón hubiese conseguido esa tan deseada diferencia en el marcador. Con todo el equipo lanzado al ataque fue que Iribarne (entró por Palmero) en una contra muy bien manejada por Supatto (ingresó por Braian Álvarez) logró el empate y la tranquilidad cuando faltaban tan solo 3 minutos para el final. Desahogo, alegría, Lacava ingresó al campo de juego, dio pequeños saltos, levantó sus manos, dejó que se eleven hacia lo más alto posible, mirada perdida, momentos que no se pueden explicar, seguramente habrá que sumergirse en su interior para poder saber que sentimientos se encontraron en ese instante de explosión. Luego se lo vió de rodillas emocionado mientras las lágrimas de la satisfacción envolvían su rostro.

Entre medio de todos estos momentos definitorios y futbolísticos el partido se jugó de manera muy fuerte y brusca. Se pegó mucho lealmente y deslealmente. Situaciones que se viven al estar dentro de un campo con las revoluciones subidas y la tensión de pelear por no quedar fuera del torneo. Varios argumentos se pueden enumerar para entender por qué se desarrolló con tanta intensidad y violencia pero ninguno explicaría tal acto. Si fuesen jugadores profesionales que viven de este deporte sería otra explicación injustificada y más si tomamos en cuenta que cada uno de los integrantes del pasado domingo al otro día deben volver a sus tareas cotidianas.

De esta manera finalizaron los cruces entre los clubes de Las Flores. El Taladro lideró la zona con 8 puntos seguido por Barrio Traut con 5. El balance demostró al equipo Verde muy sólido en defensa, una delantera eficaz y un medio campo combativo. Por el lado de los Amarillos hubo un arquero que demostró estar para competencias de alto nivel, un mediocampo que intenta circular el balón, un plantel que está en formación y que durante los cuatro partidos no pudo respetar una idea madre de juego que es prometedora. A La Terraza le costó muy caro su inexperiencia en el TDI ya que nunca pudo desplegar el fútbol que había desarrollado en la liga local, tal vez el último domingo fue lo más cercano a lo que nos tenía acostumbrado.

Es el momento para aunar fuerzas y que los florenses dejemos, por un momento, los colores que identifican la pasión por el crecimiento de nuestro fútbol. Entonces realizo el recordatorio de aquella primera nota y repito llegó la hora de que el TDI signifique Trotamos Directo a una Ilusión.