El 3 de junio se celebra anualmente el “Día Mundial del Turismo Sustentable ó Responsable” y el 5 de junio es el “Día Mundial del Medio Ambiente”. El turismo como la gran mayoría de las actividades humana deja huellas sobre nuestro planeta y llega en ocasiones a causar graves prejuicios sobre los ecosistemas, principalmente aquellos frágiles, y también sobre las comunidades anfitrionas y población local. Por tal motivo y en defensa del medio ambiente natural y cultural es importante tomar estos días para repensar nuestro futuro.

Esta primera semana de junio que transitamos, trae dos interesantes oportunidades para reflexionar sobre la humanidad, el medio ambiente y esta relación desigual que hemos sabido conseguir en base a una explotación desmedida de recursos. Por un lado desde el turismo los 3 de junio se han dado en llamar como el “Día Mundial del Turismo Sustentable”. Por su parte el 5 de junio se celebra el “Día Mundial del Medio Ambiente”, que fuera “…establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, en su Resolución (XXVII) del 15 de diciembre de 1972 con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo en Suecia” (Wikipedia). Ambas fechas nos dan oportunidad de pensar sobre el accionar del hombre y tomar conciencia del deterioro ambiental en nuestro planeta legado a las generaciones venideras.

Mirando hacia atrás encontramos que desde fines del Siglo XX y en estos primeros años del Siglo XXI, se han evidenciados muchos cambios en la comunidad internacional que afectan en menor o mayor medida a todas las actividades desarrolladas por los hombres (economía, comunicación, salud, etc.). Esto incluye a los movimientos vinculados al turismo y el aprovechamiento del tiempo libre (ocio). En este sentido vale destacar la dinámica contemporánea que, gracias a las nuevas tecnologías y avances en el sector de comunicaciones e información, hacen del cambio una constante. Otra particularidad que encontramos por estos años es la globalización entendiendo a este fenómeno como el proceso de integración mundial, donde prácticamente los flujos de bienes, capitales y personas no reconocen fronteras. Pero sin duda el punto más preocupante que define el contexto mundial actual es la “crisis de sostenibilidad”, donde el crecimiento desmedido de las industrias y actividades humanas (contrapuesto al desarrollo bien entendido), junto al aprovechamiento sin escrúpulos de recursos principalmente “no renovables”, ha determinado cambios irreversible en los ecosistemas. Estamos entonces ante una importante crisis ecológica donde se hace imperativo que tanto individuos, gobiernos, instituciones intermedias y privadas, trabajen conjuntamente en busca del indispensable equilibrio ecológico y indispensable equidad social.

Como resultado de ello y motivado en generar respuestas a esta problemática, han surgido como solución nuevos enfoques basados en el “Desarrollo Sustentable” (sustentabilidad ecológica, equidad social y viabilidad económica). El concepto de sustentabilidad o sostenibilidad tiene que ver con la posibilidad de hacer uso de un recurso sin agotarlo, y que de esta manera posibilite satisfacer las necesidades de futuras generaciones. En esta perspectiva el desarrollo de las distintas actividades humanas pretende superar la mirada económica predominante y sesgada por el peso de “lo cuantitativo”, yendo más allá del mero crecimiento de índices. Por ello lo sustentable implica entre otras cosas “…no superar el ritmo de regeneración natural y mantener los flujos de residuos por debajo de la capacidad de asimilación del planeta.”.

En marco de esta problemática contemporánea planteada, el turismo emerge no ya como la panacea que va dar todas las soluciones a la comunidad mundial (porque sabemos de los perjuicios que puede acarrear un mal manejo), pero si se puede vislumbrar como una clara alternativa que favorezca la protección del ambiente y lleve equidad social a las comunidades locales. Al hablar de sostenible inferimos un desarrollo a largo plazo (sostenible en el tiempo) y en donde los recursos renovables son utilizados sin afectar su regeneración (resiliencia), con lo cual pueda continuar siendo aprovechados sin mayores deterioros por las futuras generaciones. La misma actividad turística bien gestionada supondrá además de proteger los recursos, generar ingresos a través de su disfrute turístico, permitiendo a su vez mejorar la experiencia turística re-invirtiendo en la mejora de infraestructura. Para lograr este desarrollo deseable es imprescindible el compromiso y la participación de las comunidades locales en la gestión sustentable de recursos. Esto genera por añadidura un importante aumento en la concientización y a su vez contribuirá en la puesta en valor del patrimonio, velando por el cuidado del mismo.

Por nuestro lado como comunidad, los invito a disfrutar y cuidar nuestra riqueza natural y aprovecho ocasión de informarles sobre la gran importancia que tiene para Las Flores el hecho de contar con la Reserva Natural Urbana y Refugio de Vida Silvestre creada por Ordenanza N° 2379/2010 en la laguna del Parque Plaza Montero.

A continuación dejo link del sitio web del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente Medio Ambiente por el desarrollo (PNUMA), que entre otras cosas trabaja en la concientización a través del “Día Mundial del Medio Ambiente”: http://www.pnuma.org/