Rosas, el pueblo que volvió a reir
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La escuela de Rosas, un pueblo de 100 habitantes del partido de Las Flores, creó una fiesta para que vaya gente al pueblo. ¿Cómo hizo este grupo de alumnos y padres para revivir a todo un pueblo?
Rosas es un pueblo de 100 habitantes que hace unos días atrás recibió a 1000 visitantes para asistir a la primera edición de la primera Fiesta del Cordero Deshuesado. Esto se logró por una idea nacida desde una escuela y que fue apoyada por toda la comunidad. La comarca, que se caracteriza por su tranquilidad por primera vez en mucho tiempo vio sus calles colmadas en lo que significó un día de refundación de un pueblo que apostó sin tenerle miedo al desafío.
Lo más importante de destacar es que no sólo esta fiesta fue un éxito, sino que se organizó desde el CEPT Nº 37 (modalidad educativa para chicos residentes en la ruralidad, con más de 2000 alumnos en toda la provincia), donde alumnos, padres de alumnos y docentes fueron los que dieron el puntapié y organizaron lo que en un momento había sido descartado como una idea loca, explica Raúl Mendivil, integrante del grupo Naturalmente Las Flores que acompaña estas propuestas en los pequeños pueblos del distrito.
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“Una fiesta que se ideó desde las aulas, con el apoyo de la familia de los alumnos y de los docentes. Lo más importante de esta fiesta no fue el éxito que tuvo, fue que, a un grupo pequeño de personas en la mitad del campo –literalmente– se le ocurrió una idea, se pusieron como objetivo hacerla realidad, se animaron y lo lograron hacer”, de esta manera resume Mendivil lo relevante de esta propuesta llevada a la práctica fue ejemplificar lo importante que es la unión en las pequeñas comunidades.
“Definitivamente, el mejor aprendizaje que tanto los padres, como los docentes le pueden hacer a un montón de chicos que a veces pasan invisibles por el campo, es que lo que se proponen, con esfuerzo, trabajo y dedicación; se puede hacer realidad”
La Fiesta del Cordero Deshuesado de Rosas fue entonces mucho más que 70 corderos asándose y mil personas que tomaron el pueblo como suyo un mediodía radiante de diciembre: se trató de un símbolo de cuán importante es oír a los niños, “fue un aprendizaje para los alumnos, para los padres de alumnos que confiaron en sus hijos, y para los docentes que descubrieron otra forma de educar».
Rosas volvió a la tranquilidad pero con el orgullo de haber cumplido un sueño y la sensación de que de ahora en más mucha más gente volverá a visitar el pueblo en donde la unión hizo la fuerza. Por lo pronto, ya comienzan a trabajar en la segunda edición de la fiesta.
Por Leandro Vesco / Fotos: Naturalmente Las Flores
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