Los alumnos y la directora de la Secundaria “Dante Alighieri” de Las Flores resultaron premiados en las Olimpíadas Educativas de Internet, por reformular la antigua teoría de “los 6 grados de separación”

Alumnos de la escuela “Dante Alighieri” de Las Flores, en la provincia de Buenos Aires, junto a su directora, Graciana Goicoechandia, reconocida internacionalmente por su trabajo en alfabetización digital, derribaron una antigua teoría. Probaron que ya no hay “seis grados de separación” para conocer a alguien en el mundo, sino que, con las nuevas tecnologías, la distancia se acorta a tres intermediarios. Con su hipótesis ganaron en las Olimpíadas Educativas de Internet y como premio recibieron un viaje a las Cataratas del Iguazú, en Misiones, que acaban de realizar.

La experiencia fue puesta en práctica desde la cátedra “Ambiente, Desarrollo y Sociedad”, que dicta Graciana, por los alumnos Daiana Aranda, Mailén Calbá, Arantza González y Iosef Villarreal, y las ex alumnas Andreina Ferrari; Melina Desiderio, Aixa González, Agustina Canova, pero involucró a todos los compañeros del curso.

La vieja hipótesis, de 80 años atrás, establecía que cualquier persona que habitara el planeta se conectaba con otra a través de una cadena de conocidos constituida por un emisor, un receptor y cuatro intermediarios, refrendando así aquel dicho popular de “¡qué chico que es el mundo!”.
La creencia tiene especial difusión en facebook, donde suelen armarse grupos intentando sumar gente para verificar la veracidad de esos 6 pasos, e incluso llegó a inspirar varios juegos en la red. De todos modos ahora deberán cambiar la consigna y ceñirse a la comprobación de los “3 grados de separación”, que comprobaron los alumnos de la Dante.

Desde la década del 60 los investigadores han hurgado en las interconexiones entre los seres humanos, intentando demostrar que, por ejemplo, la cadena entre un morador del desierto en Jordania y un agricultor argentino, es más corta de lo que parece. Pero casi todos los estudios llegaron a un número de interconexiones en torno al seis y esto es lo que modifica ahora la nueva experiencia.

Analista de Sistemas pero sobre todo afecta a las nuevas tecnologías, al punto de ser la primera que usó internet en su localidad floreña de 24 mil habitantes, en el año 98, Graciana aceptó un desafío propuesto por Microsoft que convocó a presentar proyectos a docentes de toda la región que utilizaran tecnología en el aula.

Así fue como elaboró una nueva hipótesis sobre aquella teoría del escritor húngaro Frigyes Karinthy. Con el nuevo supuesto, fue finalista en el Foro Global de Microsoft, pero por otro lado alentó a sus alumnos de 6º año de la cátedra Ambiente, Desarrollo y Sociedad a presentarlo en las Olimpíadas Educativas de Internet, para lo cual trabajaron en la verificación de la hipótesis.

De esta forma fue como cobró vida entre el alumnado “La vuelta al mundo ¿en cuántos grados?”, proyecto con el cual indagaron en las posibilidades que otorgan las nuevas tecnologías para avanzar sobre una teoría de 1920, cuando no había internet ni redes sociales.

Para realizar la experiencia contactaron a personas en 70 países a través de las redes sociales. Después de varios meses de trabajo lograron relacionaron al tercio de los países del mundo. “Colaboró gente de todos lados, desde el Pyongyang en plena Corea del Norte, pese a lo cerradísima que es tuvimos una postal. Hicimos amigos por todas partes”, recuerdan conformes alumnos y docente.

Los eslabones se hicieron a partir de conocidos que vivían fuera del país y la relación se establecía de a dos: el alumno y su contacto en el extranjero, aunque a veces recurrían a un intermediario por conflictos con los idiomas.

“Usando internet, buscamos contactos que teníamos, conocidos, ex alumnos, a todos les avisamos que estábamos en un proyecto educativo para recrear una teoría. La relación la establecíamos con alguien de algún país que no teníamos y le pedíamos que nos mandara, a cambio, una postal de papel por correo para demostrar el contacto de persona a persona, porque con la tecnología se puede hacer mucha trampa”, confían.

En el trayecto fueron cosechando amistades y anécdotas: “El éxito de la experiencia fue tal que “tenemos previsto terminar de ayudar a gente de Uganda que nos pidieron encarecidamente donaciones de útiles y de ropa para una escuelita muy pobre incluida en un proyecto solidario, cuyo profesor que lo coordina nos mandó la postal para nuestro experimento.

Uno de los ítems de estas Olimpíadas era crear ciudadanos globales y cumplimos ampliamente, si con esto no hemos creado ciudadanos globales… no hay otra forma”, enfatiza Graciana Goicoechandia.