El oficial Principal Manuel Saladino (foto) fue reemplazado por el subcomisario Miguel Alfredo Paul. Durante el tiempo en que estuvo al frente de la dependencia policial de la vecina localidad, el efectivo de seguridad había trabajado en el esclarecimiento de ilícitos de gravedad y su labor en servicio fue reconocida desde la Legislatura bonaerense en dos oportunidades. El actual jefe de la Departamental Azul de la Policía no tenía previsto este cambio de autoridades y respaldó a Saladino hasta donde pudo. Pero un llamado recibido desde el Ministerio de Seguridad derivó en su reemplazo, después de que su relevo fuera pedido en La Plata en varias ocasiones desde la comuna por motivos que no estarían directamente ligados con lo que fue su desempeño en la función. En el ámbito de la fuerza, el desplazamiento del Oficial Principal no cayó para nada bien y hay preocupación porque situaciones así puedan repetirse con otros funcionarios policiales.

A pesar de que el jefe de la Departamental de Azul no estaba de acuerdo, el oficial Principal Saladino dejó de ser ayer el máximo responsable de la seccional policial de Cacharí. Durante lo que duró su gestión, trabajó en el esclarecimiento de varios episodios delictivos de gravedad y su labor en servicio fue reconocida en dos oportunidades desde la Legislatura bonaerense. Sin que se conozca con certeza el motivo de su relevo, se sabe que fue pedido al Ministerio de Seguridad desde la Municipalidad.

Escribe Fabián Sotes – De la Redacción de EL TIEMPO – [email protected]

Durante ese más de un año y medio que su gestión duró al frente de la Subcomisaría de Cacharí el oficial Principal Manuel Saladino trabajó en la investigación de diferentes episodios delictivos, algunos de ellos de extrema gravedad y que derivaron en que la mayoría de los mismos fueran esclarecidos.

Por caso, dos violentos asaltos a mano armada que tuvieron como víctimas a productores rurales de la vecina localidad tienen todavía hoy a sus respectivos presuntos autores detenidos y a la espera de ser juzgados.

Entre ellos, por uno de esos hechos, hay un policía que era el Jefe de Calle de la Subcomisaría de Cacharí, esa en la que hasta ayer estaba Saladino.

En su momento, al funcionario policial oriundo de Las Flores y de 37 años de edad no le tembló el pulso para investigar a su propio subordinado, cuando a ese efectivo de seguridad diferentes indicios lo ubicaban como el responsable de liberar la zona para que uno de esos asaltos se cometiera.

De hecho, según lo que en su momento fuentes policiales y judiciales refirieran a este diario, lo realizado por Saladino en esa investigación y que derivara en el arresto de su propio Jefe de Calle fue visto como un acto de transparencia, algo que a veces suele escasear entre los funcionarios públicos en tiempos como los que corren.

En los dos últimos años, la labor desempeñada por el oficial Principal Saladino fue reconocida en los actos de la Policía Bonaerense.

De esa manera, tanto en la ceremonia llevada a cabo en Azul en 2012 como en la del año pasado, obtuvo el premio mayor que se entrega desde la Legislatura bonaerense en reconocimiento al policía que se destaca por sus servicios.

Semejantes antecedentes no hacían presagiar a simple vista su abrupta salida del cargo, la cual se hizo efectiva ayer, cuando su reemplazante fue puesto en funciones en la seccional policial de la vecina localidad: el subcomisario Miguel Alfredo Paul, de 36 años de edad y con dieciocho años de trayectoria dentro de la fuerza.

Pero las preguntas sobre el relevo de Saladino persisten si se tiene en cuenta que el actual jefe de la Departamental Azul, el comisario mayor Juan Carlos Lazarte, no tenía entre sus planes un cambio de autoridades en Cacharí.

Según lo que diversas fuentes policiales refirieron ayer a este diario, Lazarte sostuvo a Saladino, a quien considera “un excelente policía”, hasta donde pudo.

Hasta antes de que ese final no deseado se produjera “lo bancó a capa y espada”, dijo un vocero de seguridad.

Pero el jefe de la Departamental local nada pudo hacer contra un llamado que provino del Ministerio de Seguridad de La Plata en el que “se sugería” el relevo de un oficial que, recorriendo su trayectoria, venía realizando una gestión donde tenía más cosas para destacar que para objetar.

La movida para desplazar al policía vino desde la Municipalidad. Algunos señalan entre quienes hicieron ese llamado a La Plata -en realidad, se dice que fueron varios- hasta al propio intendente Inza. Otros, directamente, le apuntan a algunos de sus funcionarios.

Lo concreto es que el llamado existió. Y que el oficial Principal Saladino fue relevado de su cargo cuando, a simple vista, no había motivos para que eso pasara.

En el medio de su salida, queda también para la anécdota una situación aparentemente suscitada días pasados en la vecina localidad.

Diferentes versiones daban cuenta de la presencia de un automóvil sospechoso y de la presunta intención de sus ocupantes de secuestrar a algún menor de edad.

En ese contexto, se habla también de reclamos hechos en la comisaría por quienes serían los familiares de los menores y que los mismos no habrían sido oídos.

Hasta hubo una reunión de vecinos autoconvocados para hablar del tema, pero sin que se tuviera la certeza de que esos hechos efectivamente hubieran sucedido.

Es más, algunos hablaron de que en realidad esta situación se instaló con la firme intención de desestabilizar a Saladino y, así, eyectarlo de su cargo.

Algunos voceros de la comuna consultados anoche por este diario no atendieron el teléfono cuando fueron llamados.

Otros, que sí atendieron, ubicaron a la salida del policía con la vinculación de quien era su Jefe de Calle con uno de esos episodios delictivos ya señalados. Y ligaron también su relevo a esos presuntos intentos de secuestros que tuvieron, en realidad, más fuerza de rumor que de otra cosa, ya que -ciertamente- ninguna de las personas consultadas ayer por EL TIEMPO pudo asegurar que efectivamente hayan ocurrido, más allá de mencionar la “presencia extraña” de un automóvil en el pueblo.

“Se tomó el pedido de la gente, que pedía un cambio”, refirió a este diario anoche un funcionario de la Municipalidad, misma fuente que dijo desconocer quién había llamado a La Plata para eso y si había sido desde la propia comuna que esa comunicación telefónica se efectuó.

Pero Saladino no era visto con buenos ojos por la administración municipal desde hacía un tiempo.

Por caso, el nombre del subcomisario que ayer lo reemplazó ya sonaba desde meses atrás, cuando por primera vez circuló la versión de que el Oficial Principal iba a ser apartado de la conducción de la dependencia policial cachariense.

En ese contexto, hay versiones que señalan que el policía relevado ayer en la Subcomisaría de Cacharí no tenía buena sintonía con Daniel Mujica cuando el actual secretario de Economía y Finanzas era el Delegado Municipal de la vecina localidad.

En el ámbito policial, la salida de Saladino no fue vista con buenos ojos. Es más, generó preocupación.

Pero ningún efectivo de seguridad saldrá públicamente a decir el descontento que este cambio de autoridades ha generado. Y resulta lógico, ya que temen correr la misma suerte que el Oficial Principal, apartado de su cargo por cuestiones más ligadas al sector político que al de la propia fuerza, donde sigue siendo considerado un policía valorado y reconocido por su trabajo.

A modo de ejemplo de esto hay un dato que es elocuente. Cuando ayer asumió Paul, en la ceremonia estuvieron presentes Walter Suárez y Francisco Weinhandl, respectivos titulares de la comisaría primera y la Policía Distrital de Azul.

También estuvo, obviamente, Saladino, quien prefirió no concurrir después del acto a la sede de la Delegación Municipal de Cacharí cuando sí lo hicieron los otros funcionarios policiales, lo que puede interpretarse como una clara señal de esa falta de sintonía que existía con las autoridades comunales.

Lo concreto es que, más allá de su gestión y del reconocimiento obtenido, el oficial Principal Saladino tuvo que irse por la puerta de atrás de la Subcomisaría de Cacharí. Aparentemente, sin merecerlo.

A esta altura, es más que obvio que dirigentes políticos de turno lo miraban de reojo por cuestiones que tal vez, más allá de todo lo que se habla, nunca salgan a la luz y se sepan con certeza.

Lo que sí está claro es que esos mismos dirigentes fueron quienes se encargaron de apartarlo de sus funciones, algo que venían buscando desde tiempo atrás y que finalmente lograron ayer, después de provocar ese llamado proveniente de La Plata que se recibiera días atrás en la Policía de Azul.