Buscan identificar quién atropelló a un joven florense tras el Motoencuentro de Olavarría

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La víctima, de 24 años y oriunda de Las Flores, se encuentra internada en el área de cuidados intensivos del Hospital Municipal «Dr. Héctor Cura». Sufrió severas lesiones tras ser embestido por un rodado que luego abandonó la escena.
«Me agaché para acomodar las luces de mi moto y me desperté tirado en el medio de una zanja, boca abajo y entre medio de los pastos». La conversación se desarrolla en una de las habitaciones del sector de cuidados intensivos del Hospital Municipal «Dr. Héctor Cura». Pese al marco, la conversación es hasta distendida en cierto punto, ya que quizás la evolución en su condición los hace estar algo más aliviados a lo que estaban hace ya algunos días. Su padre permanece atento sobre uno de los laterales de la camilla y complementa el relato de su hijo. «Si se sacaba el casco, hoy estábamos hablando de otra cosa», añadió en una de sus intervenciones. Se trata de Franco Arribillaga, un joven de Las Flores de 24 años que el fin de semana pasado viajó a Olavarría para tomar parte del Motoencuentro que se desarrolló en el predio de Los Barrancos. Vino a vivir una fiesta y, sin eufemismos, casi no la cuenta. Hoy, mientras espera por los resultados de una tomografía para saber si finalmente podrá continuar con su recuperación en su ciudad, sólo quiere saber quién fue la persona que lo atropelló.
Según lograron reconstruir los hechos se produjeron alrededor de las 4.30 de la madrugada del pasado domingo sobre la prolongación sur de Rivadavia, en inmediaciones del terraplén y también del predio donde se realizó el evento. El padre del joven, Carlos Arribillaga, quien se encuentra nuestra ciudad desde hace ya una semana, detalló que su hijo se detuvo sobre una de las banquinas, más precisamente sobre la derecha, con la intención de poder orinar para luego poder continuar con su viaje de retorno a su casa. Al volver al lugar donde se encontraba su moto, una Honda Tornado, notó que una de las luces traseras «parpadeaba», por lo que se detuvo a ver qué era lo que sucedía y si podía solucionarlo.
Siempre con el casco colocado y buscando iluminar con su teléfono celular comenzó a manipular los cables. «Yo tenía la cabeza metida atrás de la rueda, abajo del colín, además con el casco y toqueteando los cables, en ningún momento vi ni escuché nada…», añadió el joven a quien le fueron descubiertos varios hematomas en la cabeza, los cuales seguirán siendo analizados durante el fin de semana. «No me dio tiempo a saltar, ver o atajarme, ni nada», completó.
La situación no terminó tragedia en parte gracias a un peatón ocasional, que pasó por ese sector y escuchó el pedido de auxilio de la víctima. Segundos después le comentaría lo observado a personal de seguridad de Control Urbano que se encontraba patrullando el sector. El joven fue trasladado luego al Hospital Municipal «Dr. Héctor Cura», donde permanece internado en el área de cuidados intensivos desde aquel entonces. Entre otras lesiones, sufrió una fractura de cráneo y desplazamiento de cadera.
«Cosas raras»
Carlos Arribillaga observa todo lo ocurrido con suma desconfianza. Eso sí, no deja pasar la ocasión para poner el acento en la solidaridad de la comunidad de Olavarría, no sólo del personal médico del centro asistencial local, para el cual se deshizo en elogios, sino también para vecinos que conoció a partir de su permanencia en el Hospital. Sin conocerlo le ofrecieron llevarlo a su domicilio, o como el caso particular de uno de los organizadores del evento, quien les facilitó un predio para poder hospedarse durante estos días.
Sin embargo, la lectura de los hechos se torna negativa cuando analiza cómo siguieron los hechos tras el accidente de su hijo. Lo primero que critica es que no se haya conservado la escena, ya que las pericias se realizaron varias horas después, una vez que el grueso de asistentes al Motoencuentro ya había abandonado el predio y transitado ese camino de tierra. Igualmente las labores investigativas habrían permitido el hallazgo de algunos plásticos y restos de ópticas.
Lo otro que extraña de sobremanera al entorno de la víctima es que las actuaciones, según refirieron ante este Diario, habrían sido caratuladas en un principio como «lesiones leves», e inclusive detalló que cuando habló con efectivos policiales, le respondieron que en algunos documentos el hecho estaba descripto como una caída de motocicleta. Vale destacar, a la par, que tanto la moto como el casco fueron periciados y recientemente devueltos.
En las últimas horas, personal de seguridad se entrevistó con el joven en el centro asistencial y le tomó declaración. El padre, por su parte, ha encabezado diversas averiguaciones de manera particular, entre ellas las de comprobar qué vecinos del sector tienen cámaras de seguridad y solicitarle verlas para poder observar los rodados que transitaron el lugar en el horario del siniestro.
Otra de las situaciones particulares se da en torno al teléfono celular de Franco, que nunca fue hallado pero desde ese mismo dispositivo se realizó un llamado al servicio de emergencias minutos después del accidente.
«Quiero saber quién fue, quién lo dejó tirado… ese tipo no puede andar manejando…», sentenció. «Voy a seguir molestando, quiero saber, no pasa por una cuestión económica, a mí me interesa llevarme a mi hijo bien y saber quién lo hizo. De una forma u otra me tengo que enterar…», completó. Su hijo se manifestó en similares términos y detalló que «nadie quiere sacar plata, no me va a recuperar lo que hizo, pero alguien tiene que hacerse cargo».
Fuente: El Popular de Olavarría

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